Oh-já. Aquí estoy de nuevo. Más o menos. Más menos que más.
Para variar, la universidad empieza dando duro, por detrás y sin vaselina. Nueve horas diarias; de lunes a miércoles, sí, pero la paliza no me la quita nadie. Llega el jueves y ya no me siento persona. El viernes empiezo a notar las extremidades inferiores y el sábado duermo. Y yo que
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